Aristócratas y artistas
Los aristócratas rusos fueron los primeros en enamorarse de Niza, aunque, a mediados del siglo XIX muchos británicos adinerados también descubrieron el suave clima de la Riviera. Llegaron a Niza en masa para escapar de los gélidos inviernos ingleses. En aquellos días, solo había un sendero de tierra a lo largo de la playa, pero para que no se ensuciaran los hermosos vestidos de las damas inglesas, se construyó el Promenade des Anglais en 1844. Durante el periodo de la Belle Époque, el turismo creció aún más y se levantaron hoteles de lujo y casinos a lo largo del boulevard. In 1917, un pintor francés del norte llamado Henri Matisse se instaló en uno de estos hoteles para recuperarse de una bronquitis. Este sería el comienzo de un importante periodo de la obra de este artista de fama mundial, cuyas vistas de la Baie des Anges están retratadas en muchas de sus pinturas. Muchas de ellas se exhiben en el hermoso Musée Matisse en la colina de Cimiez en Niza. Otros pintores famosos, como Marc Chagall y Raoul Dufy, también han sido inspirados por este mítico paseo de Niza.
Le Negresco
A lo largo del tiempo, la mayoría de las villas y los hoteles de la Belle Époque han sido reemplazados por nuevos edificios, pero un histórico hotel de lujo sigue siendo el símbolo del paseo. Le Negresco, con su fachada blanca y su cúpula rosa, rebosa encanto de épocas pasadas. Su interior también evoca los días pasados y, gracias al de extravagante propietario que ha dirigido el hotel durante casi 60 años, este hotel de cinco estrellas posee una enorme colección de arte y muebles antiguos. La decoración tiene toques barrocos, por ejemplo la Brasserie La Rotonde, que está decorada con caballos de tiovivo.
Vistas de postal
La vista más hermosa del Promenade des Anglais y la Baie des Anges es desde el Parc de la Colline du Château. A este parque, enclavado en una roca en la parte este de la ciudad, se llega mediante un antiguo ascensor situado en la Rue des Ponchettes en Vieux Nice. Situado en el emplazamiento de una antigua fortaleza, el mirador ofrece unas magníficas vistas de toda la costa y del puerto de Niza. La vista es quizás aún más impresionante al atardecer, cuando las luces del bulevar empiezan a encenderse, algo verdaderamente inolvidable.