La joya de la corona
A aquellos que deseen visitar la Ciudad Prohibida les parecerá increíble que algo tan grandioso permaneciese oculto durante cinco siglos. Actualmente, el complejo está recuperando el tiempo perdido, y el mundo secreto de emperadores, harenes y eunucos es visitado por unas 40.000 personas al día. Sin embargo, se conserva la magnificencia de la Ciudad Prohibida: desde 1987 fue incluido en la Lista de Patrimonio Mundial, y se conserva como tal. Siempre hay alguna parte en proceso de construcción o restauración. Tardará por lo menos un día entero en admirar la riqueza de salones, galerías, plazas y palacios. Aunque solo sea para obtener una impresión general, le recomendamos que dedique unas cuantas horas a la visita. Su paciencia y energía serán recompensadas. Si hacemos caso a los nombres, el placer será interminable. Tras la entrada, se encontrará en el Salón de la Armonía Suprema, a continuación en la Puerta de la Pureza Celestial, el Palacio de la Tranquilidad Terrenal, el Salón de la Unión, entre otros. Aquellos osados que deseen ver toda la ciudad podrán admirar también el Jardín Imperial, por el que accederán a más palacios a ambos lados. Esta parte de la Ciudad Prohibida, que a menudo pasa desapercibida, es un gran lugar donde deambular entre galerías, puertas y patios.
Parque Jingshan
Tras atravesar la Puerta del Poder Divino, en la entrada norte de la Ciudad Prohibida, se encuentra el Parque Jingshan. Esta colina artificial se creó a partir de la tierra excavada para construir el foso de 52 metros de ancho y 6 de profundidad que se encuentra en torno a la Ciudad Prohibida. Es un gran lugar donde admirar los tejados de la ciudad, desde pabellones con nombres como Bella Vista y Fragancia Acumulada.